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ENTRENAMIENTO DE FUERZA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES CON RELACIÓN A SU EDAD BIOLÓGICA
GRADO EN CIENCIAS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EL DEPORTE FACULTAD CIENCIAS DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EL DEPORTE
Realizado por: Jesús Celemín Díaz y Martín Refojos Peleteiro
Tutor: Daniel Mendoza Castejón
Resumen:
Históricamente el entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes se ha visto criticado, no obstante, esta visión parece haber cambiado ya que son cada vez más los autores que defienden la inclusión de este tipo de trabajo en estas edades tempranas. Las tendencias más actuales proponen establecer diferencias en el entrenamiento según edad biológica, diferenciándola de la edad cronológica.
Utilizando el pico de crecimiento máximo (PHV) como variable en función de la cual trabajar diferentes capacidades y de diferente modo.
Para ello, se realizó una búsqueda de literatura científica en diversas bases de datos proporcionadas por la biblioteca de la Universidad Europea, con la finalidad de conocer los efectos del entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes en relación con su edad madurativa.
En esta revisión se ha podido observar cómo afecta este tipo de trabajo a estos sujetos según el estado madurativo en el que se encuentren respecto al PHV. Se ha visto también la importancia que tiene sobre la salud, así como las mejoras significativas sobre el rendimiento en diferentes capacidades físicas y por consiguiente, una disminución de los posibles riesgos lesionales. Se ha podido observar también como una mayor edad biológica implica, de forma general, un mayor desempeño en tests físicos que evaluaban diferentes capacidades físicas y no tanto así una mayor edad cronológica.
Índice
1. Introducción …………………………………………………………………………………………… 1
1.1. Prevención de lesiones ……………………………………………………………………… 3
1.2. Entrenamiento en niños basado en las etapas biológicas……………………….. 3
2. Objetivo/s ………………………………………………………………………………………………. 7
2.1. Objetivo principal………………………………………………………………………………. 7
2.2. Objetivos secundarios ……………………………………………………………………….. 7
3. Metodología …………………………………………………………………………………………… 8
3.1. Diseño …………………………………………………………………………………………….. 8
3.2. Estrategia de búsqueda……………………………………………………………………… 8
3.3. Criterios de selección ………………………………………………………………………… 9
3.4. Diagrama de flujo ……………………………………………………………………………… 9
4. Discusión …………………………………………………………………………………………….. 11
5. Futuras líneas de investigación……………………………………………………………….. 16
6. Conclusiones ……………………………………………………………………………………….. 17
7. Referencias………………………………………………………………………………………….. 19
8. Anexos………………………………………………………………………………………………… 23
8.1. Cuadro resumen artículos empleados………………………………………………… 24
Índice tablas
Tabla 1. Cuadro resumen articulos empleados ………………………………………….. 24
Índice figuras
Figura 1. Método de desarrollo fisico para chicos ……………………………………….. 5
Figura 2. Método de desarrollo físico para chicas ……………………………………….. 6
Figura 3. Diagrama de flujo……………………………………………………………………….. 10
Figura 4. Rendimiento físico según edad madurativa…………………………………. 12
1. Introducción
Actualmente, la antigua idea de que el entrenamiento de fuerza era perjudicial para los niños y adolescentes parece haber desaparecido, existen un gran número de autores que nos muestran sus beneficios en esta población y muchos autores recomiendan el entrenamiento y la actividad física en esta población para la mejora física y la mejora de la salud.
Uno de los mayores problemas que nos podemos encontrar hoy en día es la disminución de la actividad física en los niños actuales, debido al aumento del sedentarismo y una falta de práctica deportiva, lo que conlleva un riesgo para la salud, aumentando las probabilidades de sufrir ciertas enfermedades como la obesidad o la diabetes. Del mismo modo que el entrenamiento de fuerza puede ser beneficioso, también puede influir negativamente. Cada vez es más frecuente ver como los niños comienzan con una especialización temprana en una determinada práctica deportiva y llegan a sufrir de lesiones por sobreuso o burnouts. Por ello la importancia de un buen entrenamiento planificado y adecuado para los niños (Zwolski et al., 2017).
Para comprobar que realmente el entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes tiene un efecto positivo en esta población, los autores Barbieri & Zaccagni (2013) comparan los riesgos y beneficios del entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes, llegando a la conclusión que con el entrenamiento de fuerza bien supervisado se producen mejoras en la fuerza, aumento de las habilidades motrices, flexibilidad, coordinación, mejora en la composición corporal y mejora en la densidad ósea.
Además, Faigenbaum (2007) comprobó como una participación regular en un entrenamiento de fuerza potenció las habilidades deportivas y el rendimiento en niños y adolescentes, así como un incremento de la salud. Produciendo una mejoría en el sistema esquelético aumentando la densidad ósea, facilitando el control del peso, mejorando a nivel psicosocial y reduciendo el riesgo cardiovascular además de ayudar en la prevención de lesiones. Nos hace pensar que el entrenamiento de fuerza tiene unos mayores beneficios que perjuicios en niños y adolescentes. Dahab & McCambridge (2009) recomiendan, para un trabajo de fuerza en niños y adolescentes, basarse en la edad, estado madurativo y los objetivos personales del chico y del entrenador. Cada sesión de entrenamiento debe comenzar con 5 a 10 minutos de calentamiento para aumentar la temperatura del cuerpo y el flujo sanguíneo y terminar con una vuelta a la calma de 10 minutos para mantener el flujo sanguíneo y poder recuperar mejor. Dentro del programa de entrenamiento recomiendan que se trabaje también la capacidad aeróbica y que en los ejercicios de fuerza se trabaje en todo el rango de movimiento y que sean variados, usando peso libre, máquinas, bandas elásticas y balones medicinales. En cada sesión se debe trabajar de 6 a 8 ejercicios y trabajar los mayores grupos musculares como la espalda, hombros, brazos, abdomen, pecho y piernas. Lo idóneo sería trabajar de 2 a 3 ejercicios de cada grupo muscular hasta completar los 6 u 8 ejercicios recomendados y realizar de 6 a 15 repeticiones con 2 series por ejercicio, con un descanso de 1 a 3 minutos entre series y realizar una sesión de entrenamiento cada 2 o 3 días. Por último, los autores dicen que los estudios demuestran que realizar cualquier protocolo de entrenamiento bien diseñado durante 8 a 12 semanas provoca que la fuerza en niños, que no han llegado aún a la pubertad, se incremente de un 30 a un 50%, frente a la idea de que el entrenamiento de fuerza en niños no es efectivo hasta que el niño tenga niveles altos de testosterona. Concuerdan en que el trabajo de fuerza tiene beneficios para el rendimiento físico, ya que la mejoría de la fuerza es provocada por las adaptaciones neurales.
Gamble (2008) también está de acuerdo en que las adaptaciones que ocurren son neurales y no musculares debido a la falta de hormonas anabólicas a estas edades que limitan la hipertrofia. De este modo la mayoría de las adaptaciones ocurrirán mediante la mejora del reclutamiento y la activación aumentando la coordinación intermuscular.
Por lo tanto, todo parece indicar que tanto en niños como en adolescentes el entrenamiento provoca un aumento de fuerza y un beneficio en su salud tal y como el Comité Nacional de Medicina del Deporte Infantojuvenil (2018) expone en su artículo en el que habla de beneficios del entrenamiento de fuerza en niños de 7 a 19 años, provocando una mejora en la densidad ósea, mejora cardiovascular, adherencia a la realización de la actividad física de por vida, mejora en la composición corporal, mejora en el perfil lipídico de la sangre, etc.
1.1.Prevención de lesiones
Los datos muestran cómo en 2009, 1,3 millones de niños por debajo de 15 años fueron hospitalizados en Europa por lesiones deportivas (Lloyd et al., 2014).
Como en toda práctica deportiva, hay riesgos, pero este riesgo disminuye bajo una supervisión y unas pautas correctas (Barbieri & Zaccagni, 2013).
Se ha visto como el entrenamiento de fuerza es el más efectivo a la hora de reducir lesiones en comparación a otros métodos como el estiramiento o la propiocepción y también se ha observado como con el entrenamiento de fuerza se puede llegar a disminuir en un tercio las lesiones deportivas, tanto las lesiones agudas o lesiones crónicas por sobreuso, siendo estas últimas las que más se han visto reducidas, casi la mitad de las mismas (Lauersen et al., 2014).
Toda práctica deportiva conlleva un riesgo inherente, pero mediante un entrenamiento apropiado se puede ayudar a minimizar la incidencia lesional, así como reducir la severidad de las mismas. Además, los jóvenes son más propensos a sufrir lesiones debido a factores relacionados con el crecimiento y desarrollo ya que durante la adolescencia el nivel hormonal es mayor y se pueden apreciar cambios estructurales. Las tensiones en los tejidos y el cambio en las propiedades de los mismos, les hace más propensos que los adultos a sufrir lesiones. El entrenamiento de fuerza puede ayudar a incrementar la carga que son capaces de soportar sus tejidos conectivos, algo de especial importancia en adolescentes debido a las rápidas ganancias de masa corporal y fuerza.
La ganancia de fuerza supondrá una ganancia de estabilidad articular, lo que tendrá una función protectora gracias al control neuromuscular que conlleva el entrenamiento de fuerza y que conllevará una mejora del control motor y coordinación (Gamble, 2008).
1.2.Entrenamiento en niños basado en las etapas biológicas
Ford et al. (2011) hablan de los modelos teóricos desarrollados hasta la fecha de su revisión en la planificación del entrenamiento a largo plazo de los niños. Hacen referencia que los primeros modelos eran teóricos y se basaban únicamente en la edad cronológica y esto podría ser insuficiente por no tener en cuenta la diferencia entre el desarrollo biológico y el desarrollo cronológico de los niños, por lo que más adelante Balyi & Hamilton. (2004) introdujeron el concepto de la edad biológica en el modelo de la planificación del entrenamiento a largo plazo y para ello hizo referencia al PHV, un indicador de crecimiento que se basa en el aumento exponencial del ratio peso y altura.
La edad a la velocidad máxima de altura (PHV) se refiere a la edad cronológica estimada en la tasa máxima de crecimiento en altura durante el estirón de la adolescencia. Comienza con la aceleración en la tasa de crecimiento y continúa acelerando hasta alcanzar un pico (PHV), luego se desacelera, terminando en la adolescencia, alrededor de los 20 años. La edad media a la que ocurre el PHV son razonablemente similares en jóvenes europeos, pero la variación entre individuos es considerable: pudiendo ocurrir de 9,0–15,0 años en niñas y 11,5–17,3 años en niños.
La menarquia generalmente suele ocurrir después de PHV (Malina et al., 2015). La edad cronológica es la edad definida por los años, meses, semanas y días que han pasado desde el nacimiento del individuo hasta una fecha definida y la edad biológica se refiere a la edad definida por los procesos de maduración y por influencias exógenas (Verdugo, 2015).
Lloyd & Oliver (2012) proponen un modelo basado en la edad biológica, y recalcan la importancia de no tratar a los niños como un adulto en miniatura y por tanto la adaptación del entrenamiento según las necesidades del niño. Ya que el crecimiento y la maduración es sumamente individualizado según cada sujeto, dos niños con la misma edad cronológica pueden variar de 4 a 5 años su edad biológica. Como consecuencia podemos decir que la edad cronológica es un mal indicador de maduración (Lloyd et al., 2014). Para identificar cada una de las etapas utilizan el PHV.
Los autores dividen las etapas en pre-PHV (prepubertal), mid-PHV o circa-PHV (pubertad) y post-PHV (post pubertad) (Lloyd & Oliver, 2012).
Para la estimación del PHV se han creado diversos métodos para evaluarlo, muchos de estos métodos utilizan medidas antropométricas para predecir estos valores a través de fórmulas matemáticas (Boeyer et al., 2020). A pesar de que estos métodos antropométricos son muy utilizados debido a su rapidez y facilidad, la literatura muestra que existen métodos basados en pruebas radiológicas que se muestran más fiables en cuanto a la estimación de este valor (Mills et al., 2017).
En cuanto al modelo de desarrollo en niños y adolescente se establecen unas cualidades físicas a trabajar que son: fuerza, hipertrofia, potencia, velocidad, agilidad, movilidad y resistencia aeróbica y las habilidades motrices básicas para asegurar un entorno seguro y efectivo, y posteriormente introducir los movimientos específicos del deporte, sin olvidarnos de trabajar durante toda la trayectoria deportiva las habilidades básicas, aunque se comience a trabajar los movimientos específicos del deporte.
Para el trabajo de las distintas cualidades físicas se establecen ventanas de oportunidad según la edad madurativa y se propone realizar un trabajo más intensivo en esas cualidades tal y como se ve en la figura 1 y 2 (Lloyd & Oliver, 2012).
Figura 1.
Modelo de desarrollo físico para chicos
Nota. Modelo de desarrollo establecido para chicos en las que las casillas en azul claro son los periodos de adaptación para los preadolescentes y las casillas en azul oscuro los periodos de adaptación para los adolescentes. Las cualidades que más se debe trabajar según la edad se refleja con el tamaño de la letra. FMS: habilidad de movimientos fundamentales; MC: Condición metabólica; SSS: habilidades específicas del deporte. Tomado de “ Youth Physical Development (YPD) Model for males ” de Lloyd, R. S., & Oliver, J. L., 2012. Strength & Conditioning Journal, 34(3), p. 63.
Figura 2.
Modelo de desarrollo físico para chicas
Nota. Modelo de desarrollo establecido para chicas en las que las casillas en rosa claro son los periodos de adaptación para los preadolescentes y las casillas en rosa oscuro los periodos de adaptación para los adolescentes. Las cualidades que más se debe trabajar según la edad se refleja con el tamaño de la letra. FMS: habilidad de movimientos fundamentales; MC: Condición metabólica; SSS: habilidades específicas del deporte. Tomado de “ Youth Physical Development (YPD) Model for females ” de Lloyd, R. S., & Oliver, J. L., 2012. Strength & Conditioning Journal, 34(3), p. 64.
En el entrenamiento fuerza, se puede observar como la ventana óptima para el entrenamiento ocurre a los 12-18 meses después del PHV, aunque también hay que trabajar la fuerza en el Pre-PHV. Hay diversos autores que sugieren que en el pre-PHV la mejor forma de trabajar la fuerza es por medio de juegos que ayuden también al desarrollo de las habilidades motrices básicas (Radnor et al., 2020).
El ejercicio físico a través de juegos en vez de en movimientos repetitivos parece mejor a la hora de desarrollar la función ejecutiva, en el que la participación en juegos o actividades dirigidos con un objetivo claro establecido ofrecen la oportunidad de desarrollar una comprensión más rápida que a través de otros medios (Landry & Driscoll, 2012).
Con todo lo expuesto anteriormente nos proponemos realizar una búsqueda bibliográfica en la literatura científica con el fin de conocer con mayor profundidad el tema del entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes y la influencia que tiene el mismo en la salud y prevención de lesiones en función de la edad madurativa de estos sujetos.
2. Objetivo/s
2.1.Objetivo principal
El objetivo principal de esta revisión es conocer los efectos del entrenamiento de fuerza en niños en relación con su edad madurativa.
2.2.Objetivos secundarios
● Comprender los efectos del entrenamiento de fuerza sobre la salud de los niños.
● Determinar los efectos del entrenamiento de fuerza sobre la prevención de lesiones en niños.
● Relacionar la edad madurativa con el aumento de las cualidades físicas tras el entrenamiento.
● Conocer la relación de la edad madurativa con el desarrollo de las habilidades técnicas específicas propias de cada deporte.
3. Metodología
3.1.Diseño
El diseño metodológico seleccionado para la realización de este trabajo ha sido una revisión sistemática con relación a conocer los efectos del entrenamiento de fuerza en niños en relación a su edad madurativa a través de la consulta de artículos científicos en publicaciones académicas.
3.2.Estrategia de búsqueda
Después de realizar la pregunta de investigación, se establece la siguiente estrategia de búsqueda.
Se identificaron los términos clave y a continuación se establecieron los operadores booleanos para formar la siguiente ecuación de búsqueda: resistance training OR strength training OR weight training OR resistance exercise AND children OR adolescents OR youth OR child AND biological maturation OR biological age OR maturity. A continuación, se introduce en el metabuscador proporcionado por la Universidad Europea para extraer la literatura científica relevante.
Las bases de datos incluidas fueron CINAHL with Full Text, E- Journals, MEDLINE Complete, Rehabilitation & Sports Medicine Source, SportDiscus with Full Text y Academic Search Ultimate.
Para la búsqueda se establecieron diversos criterios de selección que debían cumplir los artículos científicos para la revisión bibliográfica. Al realizar la búsqueda con los parámetros mencionados anteriormente obtuvimos un resultado de 1.086 artículos.
La búsqueda se cribó a artículos con texto completo, quedando un total de 659 artículos. Asimismo, se decidió utilizar artículos actuales por ello se seleccionaron los artículos comprendidos en los últimos 5 años (2017-2022) y que estuvieran en inglés o en español, obteniendo un total de 282 artículos de los cuales 114 artículos estaban duplicados, quedando un total de 168. Seleccionamos los artículos que no fueran una revisión o un metaanálisis quedando un total de 146 artículos.
Continuamos cribando los artículos que no fueran de nuestro interés a través de una lectura del título y del resumen, quedando un total de 20 artículos. Asimismo, se descartaron los artículos en los que la edad de los sujetos del estudio no estuviera entre los 9 a los 18 años y que los resultados no tuvieran relación con la edad madurativa de los sujetos quedando un total de 13 artículos, que se pueden observar en la tabla 1 de anexos.
3.3.Criterios de selección
Se utilizaron diversos criterios de selección tales como:
● Publicaciones académicas
● Texto completo
● Publicaciones posteriores a 2017
● Idioma inglés o castellano
● Edad de los sujetos de 9 a 18 años
● Los resultados tengan relación con la edad madurativa
● Los resultados tengan relación con el entrenamiento de fuerza
● Que no sean revisiones o metaanálisis
3.4.Diagrama de flujo
A continuación se presentará el diagrama de flujo que representa la búsqueda que hemos realizado hasta llegar a los artículos que vamos a utilizar en nuestra revisión (Figura 3).
Jesús Celemín Díaz y Martín Refojos Peleteiro
4. Discusión
Tras el análisis de los resultados, se puede comprobar que existe una evidencia de que el entrenamiento produce mejoras en las cualidades físicas de los niños y que la edad madurativa de los niños tiene una mayor influencia en el desarrollo de las cualidades físicas que la edad cronológica.
Tal y como expone Giudicelli et al. (2021) en un estudio realizado sobre judocas en el que participaron 67 chicos de entre 11 y 15 años. Para el cálculo de la maduración se utilizó el método de Kamis-Roche basado en la estatura del niño, su peso y en la estatura de los padres. En el estudio se obtuvieron unos resultados en los que los chicos de mayor edad cronológica y más maduros tenían unos mejores valores en las variables antropométricas, en la capacidad aeróbica y en la agilidad de los sujetos. Sin embargo, cuando solo se controlaba la edad madurativa sin tener en cuenta la edad cronológica ya no existían diferencias, por lo que llegan a la conclusión que la edad madurativa tiene una mayor influencia en la morfología y en el rendimiento físico de los judocas que la edad cronológica. Otros autores como Guimarães et al. (2019) realizaron un estudio con jugadores de baloncesto de 11 a 14 años en los que para conocer el estado madurativo se utilizó el PHV. En el estudio observaron cómo los jugadores con una maduración temprana tienen una mayor rendimiento en test físicos como 20m sprint, Yo-Yo test, T-Test, lanzamiento de balón medicinal desde sentado, CMJ y Fuerza de agarre en el Squat Jump, este último fue en el único test en el que los maduradores tardíos obtuvieron un mejor resultado, tal y como se observa en la figura 4. Mientras que en las habilidades técnicas como el pase, el bote, movimientos tácticos no tenía ninguna influencia la edad madurativa (Guimarães et al., 2019).
Figura 4.
Rendimiento físico según edad madurativa
Nota. Representación gráfica estandarizada de las distintas pruebas realizadas.
Tomado de “Multivariate graphical representation of the physical performance” por Guimarães, E., Ramos, A., Janeira, M. A., Baxter-Jones, A. D. G., & Maia, J., 2019. Sports, 7(12), p. 243.
Llegan a una conclusión parecida Giudicelli et al. (2021), argumentando que la edad madurativa tiene una influencia en el rendimiento físico debido a que las variables antropométricas son mejores en los maduradores tempranos y a que los resultados de las pruebas físicas fueron mejores salvo en el test de agilidad y en el test de salto longitudinal en estático. En las habilidades técnicas no tenía ninguna influencia, siendo más importante los años de entrenamiento que la edad madurativa en el desarrollo de las habilidades técnicas. Rogers et al. (2021) valoran la ejecución de distintos ejercicios básicos como la sentadilla profunda, zancada, peso muerto rumano a una pierna, flexiones y dominadas en jugadores de fútbol australiano. Los divide en grupos de prePHV, circa-PHV y post-PHV. Se observa cómo no existe una gran diferencia en los resultados, por lo que llegan a la conclusión que la edad madurativa no tiene una gran influencia en las habilidades técnicas.
Gundersen et al. (2022) y Enríquez-del-Castillo et al. (2022) establecen la edad madurativa utilizando la edad esquelética. Gundersen et al. (2022) valoraron a 38 jugadores de fútbol de 14 a 15 años, a los que midieron distintas variables como el tiempo en los 40 metros, CMJ, la fuerza máxima de la pierna, entre otros, junto con datos de los partidos como la distancia total recorrida por el jugador, distancia a alta intensidad, velocidad máxima y otros valores. En los que los jugadores más maduros según su edad esquelética obtuvieron mejores resultados en las diversas pruebas y mediciones realizadas. A una conclusión parecida llegan Enríquez-del-Castillo et al. (2022) tras una intervención de 6 semanas de entrenamiento con 26 niños, entre ellos 15 chicas, de 9 a 13 años de edad cronológica y que no practicaban ningún deporte. El plan de entrenamiento estaba basado en actividades aeróbicas, en la fuerza, en la resistencia muscular y en la coordinación. Para ello se realizaron 5 sesiones semanales de 60 minutos en total, en las que los primeros 30 minutos de la sesión se entrenaba la capacidad aeróbica, controlando las pulsaciones por minuto. La fuerza y la coordinación se trabajaban de forma alterna en las primeras semanas. La fuerza se trabajó 2 veces a la semana durante las 3 primeras semanas y 3 veces a la semana en las últimas 3 semanas del programa, en los que los ejercicios se basaban en la utilización de su propio peso y en bandas elásticas. La coordinación se realizó 3 veces a la semana durante las primeras 3 semanas y 2 veces a la semana durante las últimas 3 semanas. Para la coordinación se usó una metodología en la que se trabajan habilidades tácticas básicas, habilidades coordinativas y habilidades técnicas básicas.
Los sujetos, tras la intervención, obtuvieron una mejora de un 9,4% en la fuerza de agarre con la mano dominante y de un 8,1% en la no dominante, en el test de abdominales se consiguió una mejora del 42,9% en el número de repeticiones y en el test de flexiones se consiguió aumentar el número de repeticiones en más de un 100%.
En el estudio se muestra cómo independientemente de la edad madurativa, los sujetos obtuvieron mejoras en los valores medidos tras el programa de entrenamiento, pero los que estaban próximos a su PHV obtuvieron una mejora más significativa en la fuerza de agarre, posiblemente debido al cambio de la arquitectura muscular durante el PHV (Enríquez-del-Castillo et al., 2022).
Todos estos estudios nos muestran que la edad madurativa tiene una gran influencia en las capacidades físicas de los niños y adolescentes y en el desarrollo de las mismas, siendo los maduradores tempranos los que suelen obtener mejores resultados en los test y una mejora más significativa en comparación con los otros sujetos de misma edad cronológica pero distinta edad madurativa, aunque sea cual sea la edad madurativa el entrenamiento produce mejoras en las cualidades físicas.
Existen diversos métodos de entrenamiento para su utilización en niños y adolescentes como por ejemplo el entrenamiento pliométrico.
Asadi et al. (2018) muestran cómo con un programa de entrenamiento de 6 semanas se pueden aumentar variables como el salto vertical y el sprint de 20m, mientras que el grupo control no mostró diferencias significativas. Estos valores aumentaron en mayor medida en los sujetos post-PHV, siendo los cambios significativamente mayores.
Moran et al. (2017) también reflejan conclusiones similares indicando que una dosis de pliometría baja, de unos 60 contactos por sesión, puede ayudar a mejorar o mantener el rendimiento durante la temporada, aunque estos efectos son menos notorios en sujetos pre-PHV siendo los mid-PHV y los post-PHV los mayores beneficiarios de este tipo de entrenamiento. Aunque también argumentan que podría ser que el estímulo aplicado en niños más pequeños podría ser insuficiente.
El programa llevado a cabo por Uzelac-Sciran et al. (2020) fue algo más intenso, constando de 2 sesiones por semana separadas 48h durante 8 semanas y obtuvieron conclusiones que difieren de los dos autores anteriormente mencionados. Los resultados reflejaron como mientras que el grupo control, que únicamente continuó con sus clases de educación física, no obtuvo mejoras, el grupo experimental pre-PHV sí mejoró en todas las cualidades mientras que el post-PHV obtuvo una mejora en sprint de 20m, CMJ, y fuerza en extensores de rodilla. Las mejoras globales del grupo prePHV fueron mayores que las del grupo post-PHV. Por lo que se podría decir que con un programa adecuado de entrenamiento la madurez parece jugar un papel limitado en cuanto a la mejora en estas capacidades relacionadas con el rendimiento.
Si atendemos a variables como el descanso entre series durante un protocolo de entrenamiento pliométrico de 6 semanas en jugadores de fútbol de entre 10 y 17 años, podemos observar como un mayor descanso influye positivamente en el aumento rendimiento en tests como el CMJ, drop jump, y la velocidad máxima de golpeo en el grupo experimental de jugadores post-PHV, sin embargo, el grupo experimental prePHV apenas obtuvo diferencias entre el grupo que realizaba un descanso de 120” comparado con el que descansaba 30” (Ramírez-Campillo et al., 2019).
Esto nos hace pensar en la importancia que tiene el control de la carga para aumentar las capacidades y el rendimiento. 112 jugadores de una academia de fútbol fueron analizados y comparados con un grupo control que no realizaba ningún deporte. El grupo experimental fue dividido en 3 grupos: pre-PHV, circa-PHV y post-PHV, los grupos experimentales pre y circa realizaron 1-2 sesiones de fuerza, 4 entrenamientos y un partido a la semana mientras que el grupo post-PHV realizó 2-3 sesiones de fuerza, 6 sesiones de entrenamiento y un partido a la semana. Al final de la temporada los circa-PHV mejoraron en todos los valores con respecto al grupo control y los prePHV también mejoraron en todos los tests realizados con respecto al grupo control a excepción del CMJ, sin embargo, el grupo control post-PHV mejoró más en el CMJ y los sprints de 10m y 30m. Esto puede ser producido por la excesiva carga de trabajo o a la poca especificidad del entrenamiento (Morris et al., 2018).
Un buen control de la carga de entrenamiento es básico para minimizar riesgos lesionales. Para ello es importante no sobrepasarse con las dosis pero tampoco dejar el trabajo de fuerza de lado ya que es el más indicado para la prevención de lesiones.
Se pudo observar como con un protocolo de 6 semanas de entrenamiento de fuerza excéntrico de isquiotibiales el grupo experimental aumentó significativamente los valores de equilibrio especialmente en los sujetos post-PHV mientras que el grupo control también aumentó sus valores, pero en mucha menor medida (13,5% frente a 2,8%), no obstante, en el grupo pre-PHV ninguno de los grupos tanto control como intervención aumentaron significativamente sus puntuaciones de equilibrio. Estos resultados se relacionan además de con una aumento en el rendimiento, con una mejora en cuanto a la reducción de riesgos lesionales (Nebigh et al., 2022).
Todas estas diferencias vistas según la edad que tengan los sujetos nos hacen plantearnos la idea de que el entrenamiento debería estructurarse de diferente modo según el estado de maduración en el que el niño o niña se encuentre así como diferenciar entre sexos ya que existe una relación entre el rendimiento y el crecimiento físico y este último, no ocurre a la misma vez. Mientras que el pico de crecimiento máximo pareció ocurrir sobre los 13 o 14 años en hombres, en mujeres ocurrió entre los 10 y los 11 años. En hombres, el rendimiento físico máximo en términos de resistencia muscular y cardiovascular se produjo antes de su PHV. Mientras que el rendimiento máximo en velocidad en sprint de 30m se produjo durante su PHV y el
rendimiento físico máximo para las otras actividades físicas como la flexibilidad, agilidad y potencia se produjeron después de su PHV, incluida la resistencia muscular.
En mujeres, en cambio, el rendimiento máximo en cuanto a flexibilidad, agilidad, velocidad y resistencia cardiovascular se produjo antes del PHV, mientras tanto, el rendimiento máximo para la resistencia muscular y la potencia se produjo después de su PHV y no se produjo un rendimiento físico máximo entre las alumnas durante su PHV (Rozilee & Syamim, 2021).
5. Futuras líneas de investigación
En función de lo encontrado en esta revisión hemos visto ciertos temas en los que se podría investigar para adquirir un mayor conocimiento sobre el entrenamiento en niños y adolescentes. Uno de ellos es conocer qué método de entrenamiento es el más adecuado para los niños y adolescentes según la fase madurativa. En esta revisión hemos encontrado que tanto el entrenamiento de fuerza, como el entrenamiento pliométrico producen mejoras en los sujetos. Pero no se han comparado entre sí, para conocer cuál es el más efectivo o si la combinación de los dos métodos es la idónea. Además gran número de estudios solo valoran a hombres mientras que hemos encontrado poca evidencia sobre mujeres, por lo que creemos que sería importante realizar un mayor número de estudios en mujeres. También en los estudios no se tiene en cuenta la dosis del entrenamiento, no dan información sobre las cargas, número de series, repeticiones, número de ejercicios y tiempo de recuperación entre series y entre sesiones de entrenamiento. Lo cual sería interesante conocer para poder aplicar el entrenamiento con mayor exactitud y así poder minimizar las lesiones y obtener mayores adaptaciones al entrenamiento.
Como hemos visto también en esta revisión, hay ciertas cualidades físicas que según en el momento madurativo que están los sujetos han sido mejoradas más o menos.
Sería interesante poder establecer etapas en las que según la edad madurativa del niño podamos potenciar esas cualidades físicas en las que sabemos que el desarrollo es mayor, para así crear un modelo de entrenamiento a largo plazo para los niños y adolescentes y para ayudarles en el desarrollo deportivo cuando sean adultos y que adquieran una buena educación deportiva.
Junto con todo lo anterior, consideramos importante tener en consideración que son niños y adolescentes y que normalmente ellos entienden el deporte como una forma de diversión. Por lo tanto, sería recomendable investigar sobre la percepción del entrenamiento que tienen los niños y adolescentes y conocer los métodos de entrenamiento con los que más disfrutan, para trabajar con esos métodos y al mismo tiempo educarlos desde pequeños a que el entrenamiento es positivo y puede ser divertido.
6. Conclusiones
Una vez realizada la revisión bibliográfica y en base a los objetivos planteados podemos obtener las siguientes conclusiones sobre el efecto del entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes en función de su edad madurativa.
Respondiendo al objetivo principal propuesto, podemos concluir que la edad madurativa está directamente relacionada con el entrenamiento de fuerza, obteniendo los sujetos cuya edad madurativa era superior mejores resultados en los distintos estudios en comparación con los otros sujetos cuya edad madurativa era menor pero con una edad cronológica igual o muy similar.
Conforme al primer objetivo secundario planteado, sobre los efectos del entrenamiento de fuerza sobre la salud en niños, se ha visto como en todos los programas de entrenamiento implica que los niños y adolescentes aumente su actividad física y unido a la mejora de las cualidades físicas tiene un impacto en la salud de los niños y adolescentes, tal y como hemos visto anteriormente en la introducción de este trabajo.
El aumento de las capacidades y la actividad física está directamente relacionado con la disminución del riesgo de sufrir enfermedades como la obesidad o la diabetes.
Con relación a esto y atendiendo al objetivo secundario de determinar los efectos del entrenamiento de fuerza sobre la prevención de lesiones en niños, esa mejora en las capacidades físicas junto con una buena prescripción del entrenamiento se ha visto cómo podemos provocar una disminución en el riesgo lesional en estas edades.
En correspondencia con el objetivo secundario de relacionar la edad madurativa con el aumento de las cualidades físicas tras el entrenamiento, se ha podido observar como la realización de un programa de entrenamiento de fuerza ha servido para obtener mejores resultados en diferentes pruebas físicas como diferentes tipos de salto así como mejoras en el sprint y mejoras en valores de fuerza en diferentes test específicos relacionados con el rendimiento, a su vez se ha visto cómo en líneas generales, los sujetos que presentan una mayor edad madurativa presentan unos valores más altos en estos test físicos.
En relación al objetivo secundario de conocer la relación de la edad madurativa con el desarrollo de las habilidades técnicas específicas propias de cada deporte, obtenemos que solamente 3 artículos de los seleccionados tienen en cuenta esta variable, y aunque los tres concluyen en que estas habilidades técnicas son independientes a la edad madurativa, consideramos insuficiente el número de artículos para llegar a una conclusión firme. Además, cada estudio compara un deporte diferente como son el baloncesto, judo y fútbol australiano.
7. Referencias
8. Anexos
Entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes en función de su edad biológica
8.1.Cuadro resumen artículos empleados